viernes, 15 de marzo de 2013

Las profecías de la Beata Ana Catalina Emmerich

Teniendo en cuenta que creer o no creer en profecías no es dogma de fe y que el catòlico es libre de aceptarlas o no, visto los tiempos que corren, les propongo su lectura y, por qué no, que meditemos sobre ellas para que nos ayuden a discernir los signos de los tiempos.



“Cuando los ángeles echaron las puertas abajo, fue como un mar de imprecaciones, de injurias, de aullidos y de lamentos. Todos tuvieron que conocer y adorar a Jesús. Y éste fue el mayor de sus suplicios. En el medio del infierno había un abismo de tinieblas. Lucifer fue precipitado en él y encadenado, y negros vapores se extendían sobre él. Es sabido que debe ser desencadenado por algún tiempo, cincuenta o sesenta años antes del año 2000 de Cristo. Otros muchos números que no me acuerdo fueron marcados. Algunos demonios deben ser sueltos antes ya para castigar y tentar al mundo.( pág 187)”.


ÍNDICE


I - LOS DEMOLEDORES

EL MISTERIO DE INIQUIDAD
LA DEMOLICION DE LA IGLESIA
EL OSCURECIMIENTO DE LA IGLESIA
LA IGLESIA DE LOS APOSTATAS
LA FALSA IGLESIA
LA COMUNIÓN DE LOS PROFANOS
EL PAPA TRAICIONADO
EL FALSO ECUMENISMO
PROFANACIÓN DE LA EUCARISTÍA
LA BENDICIÓN DESCUIDADA
EL CELIBATO DE LOS SACERDOTES
LENGUA PROFANA Y LENGUA SAGRADA
¡JESÚS! ¡JESÚS! ¡JESÚS!
EL HEDONISMO Y LA CRUZ


II - LA GRAN TRIBULACIÓN

LA ESCISIÓN DE LA IGLESIA
EL ROSARIO, ARMA DEL COMBATE ESCATOLÓGICO
LA TRASLACIÓN DE LA IGLESIA
LA TORMENTA
VIENA
PARIS
LA CRISIS UNIVERSAL
ESPAÑA
IRLANDA
LA NATURALEZA HERIDA DE MUERTE
CINCUENTA O SESENTA AÑOS ANTES DEL AÑO 2000


III - LA GLORIA CREPUSCULAR DE LA IGLESIA

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA
LA GUERRA ESPIRITUAL
LAS DOS CIUDADES
MARÍA, PROTECTORA DE LA IGLESIA
EL COMBATE DE SAN MIGUEL
LA MUJER FUERTE
LA PURIFICACIÓN
LA CASA NUPCIAL
LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA
EL PAPA FUTURO
EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS
LA VUELTA A LA UNIDAD CRISTIANA
EL TIEMPO DE PAZ
EL NUEVO PENTECOSTÉS
LA IGLESIA ESPIRITUAL
LOS DOCE APÓSTOLES FUTUROS
LOS QUE REHUSAN EL ADVENIMIENTO
VISIÓN DE LA ISLA DE LAS PROFECÍAS


I - LOS DEMOLEDORES 

EL MISTERIO DE INIQUIDAD


«Vi diferentes partes de la tierra: mi guía me nombró Europa y, mostrándome un rincón arenoso, me dijo estas importantes palabras: – He aquí la Prusia enemiga. El me enseño a continuación un punto más al norte diciendo: – He aquí la Moscovia trayendo con ella muchos males.» (AA.III.133)

«Los habitantes eran de un orgullo inusitado. Vi que se armaban y que se trabajaba por todos los lados. Todo era sombrío y amenazante»

«Vi ahí a San Basilio y a otros. Vi sobre el castillo de tejados relucientes, al maligno que se sostenía en las agujas»

«Vi que de entre los demonios encadenados por Cristo, cuando su descenso a los infiernos, algunos estaban sueltos, desde no hace mucho y habían suscitado esta secta. Vi que otros serán soltados de dos generaciones en dos generaciones. (19 octubre 1823).

«Ella vio (habla Brentano; el transcriptor) con sus terribles consecuencias, las medidas que los propagadores de las luces tomaban por todas partes por donde llegaban al poder y a la influencia, para abolir el culto divino así como todas las prácticas y los ejercicios de piedad, o para hacer de estos algo tan vano como lo eran las grandes palabras de luz, de caridad de espíritu, bajo las cuales ellos se ocultaban a si mismos y a los demás el vacío desolador de sus asuntos en los que Dios no estaba para nada. (AA.III.161)

«Mi guía me condujo alrededor de toda la tierra: me hizo recorrer sin cesar inmensas cavernas hechas de tinieblas y en las cuales vi una inmensa cantidad de personas errando por todas partes y ocupadas en obras tenebrosas. Parecía que yo recorriera todos los puntos habitados del globo, no viendo más que el mundo del vicio»

«A menudo veía nuevas tropas de hombres caer como desde lo alto en esta ceguera del vicio. No vi que nada mejorase... Me hizo entrar en las tinieblas y considerar de nuevo la malicia, la ceguera, la perversidad, los engaños, las pasiones vindicativas, el orgullo, el engaño, la envidia, la avaricia, la discordia, el asesinato, la lujuria y la horrible impiedad de los hombres, todo tipo de cosas que sin embargo no les eran de ningún beneficio, sino que les hacía cada vez más ciegos y miserables y les hundían en las tinieblas cada vez más profundas. A menudo tuve la impresión de que ciudades enteras se encontraban situadas sobre una corteza de tierra muy fina y corrían el riesgo de hundirse muy pronto en el abismo.»

«Vi a esos hombres cavar ellos mismos para otros fosas ligeramente recubiertas: pero no vi personas de bien en esas tinieblas, ni a nadie por consiguiente, caer en las fosas. Vi todos a estos malvados como grandes espacios tenebrosos que se extendían de un lado hasta otro; los veía en barullo como en la confusión tumultuosa de una gran feria, formando diversos grupos que se ejercían en el mal y masas que se mezclaban unas con otras: ellos cometían todo tipo de actos culpables y cada pecado traía como consecuencia otro. A menudo me parecía que me sumergía más profundamente todavía en la noche. El camino descendía una pendiente escarpada: era algo horriblemente espantoso y que se extendía alrededor de la tierra entera. Vi pueblos de todos los colores, llevando los ropajes más diversos y todos sumergidos en las abominaciones: (AA.II.151)

«A menudo me despertaba lleno de angustia y de terror: veía la luna brillar apaciblemente a través de la ventana, y oraba a Dios suplicándole que no me hiciera ver esas imágenes espantosas. Pero enseguida El me hacía descender de nuevo en esos terribles espacios tenebrosos y ver las abominaciones que se cometían. Me encontraba una vez en una esfera de pecado tan horrible que creí estar en el infierno y me puse a gritar y a gemir. Entonces mi guía me dijo: «Yo no estoy cerca de ti, y el infierno no puede estar ahí donde yo estoy».

«Me pareció ver un lugar muy amplio que recibía más la claridad del día. Era como la imagen de una ciudad perteneciente a la parte del mundo que nosotros habitamos. Un horrible espectáculo me fue mostrado. Vi crucificar a Nuestro Señor Jesucristo. Yo temblaba hasta los huesos: porque no había ahí más que hombres de nuestra época. Era un martirio del Señor mucho más espantoso y mucho más cruel que el que debió sufrir de los Judíos. (AA.II.157)

«Terminando el relato de esta horrible visión cuyo recuerdo le provocaban palpitaciones convulsivas, y que nada pudo convencerla para contarlo todo entero, ella dijo: –mi conductor me habló así: «Tu has visto las abominaciones a las cuales los hombres ciegos se libran en las tinieblas»

«Vi ahí con horror un gran número de personas conocidas mías, incluso sacerdotes. Muchas líneas y ramificaciones partiendo de las personas que erraban en las tinieblas desembocaban en este lugar (El lugar de la nueva Crucifixión) (AA.II.157)

«Vi una muchedumbre innumerable de desgraciados oprimidos, atormentados y perseguidos de nuestros días en varios lugares, y vi siempre que se maltrataba por ello a Jesucristo en persona. Estamos en una época deplorable en la que no hay ya más, refugio contra el mal: una densa nube de pecado pesa sobre el mundo entero, y veo a los hombres hacer las cosas más abominables con una tranquilidad y una indiferencia completas.(...)Vi todo esto en varias visiones mientras que mi alma era conducida a través de diversos países sobre toda la tierra» (CC.89)

«Vi nuevos mártires, no del tiempo presente (1820, año de la visión) sino del tiempo que vendrá.(...) Sin embargo veo que se les oprime ya» (AA.III.112)

... sigue aquì

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