domingo, 24 de marzo de 2013

Hablaba la Beata Emmerich de la Iglesia de hoy?

Texto tomado de las visiones de la Beata Catalina Emmerich sobre los Papas y la Iglesia, ediciones Cantagalli 1995.


Notas explicativas en cursivo a cargo de la persona que ha copiado los textos tomados del libro.
Traducido del italiano por Miserere


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El 10 de agosto de 1820 reaparecen las Visiones dramáticas acerca del Pontífice. Nos es lícito entonces pensar en otro de los siete períodos: "Veo al Santo Padre grandemente angustiado; vive en otro palacio rodeado de pocas personas de confianza; sus fuerzas están por medirse con la facción mala. Si las fuerzas del mal se imponen, él sufrirá todavía grandes tribulaciones antes de su muerte. Veo la Iglesia de las tinieblas en crecimiento e influir en modo negativo en el mundo del sentimiento.

La pena del Santo Padre y de la Iglesia es realmente tan grande que hay que suplicar a Dios día y noche. Yo fui guiada esta noche a Roma. Veo al Santo Padre en una gran pena de ánimo, todavía escondido para huir de las siniestras amenazas. El está cansadísimo y del todo agobiado por los tormentos, por la tristeza  y por las oraciones. Se esconde porque no puede tenerse en pie. Le está cercano un sacerdote que es su devotísimo amigo, lleno de la gracia de Dios, que ve y anota mucho, y comunica todo fielmente al Santo Padre.
A este sacerdote tuve que revelar, en oración, aquellos que eran los traidores y los malintencionados: altísimos funcionarios y fiduciarios mismos del Santo Padre. De este modo, el Papa habría sido puesto en guardia de modo de no confiarse más con quien le era cercano, pero que en realidad era su enemigo. El está tan débil que no puede caminar más..." (pág. 149-150).

No queremos agregar más a todo lo que hemos leído, dejando a cada lector la posibilidad de reflexionar y meditar que el único Pontífice en esta situación y en estas condiciones desde 1820 hasta hoy, lo tenemos hoy y se llama Benedicto XVI.

No podemos así ignorar la Visión del 25 de agosto, a todo lo que hemos leído (también aquí nos parece lícito pensar en otro de los siete tiempos), en la cual dice la Emmerich: "No sé cómo esta noche llegué a Roma, me encontré cerca de la iglesia de Santa María Mayor y ví allí mucha gente pobre y devota, llena de miedo y preocupación a causa del retiro del Papa. Por este motivo, había inquietud en la ciudad y la gente se acercaba a suplicar a la Madre de Dios... (...aquí describe los sentimientos de la gente). Ví entonces aparecer a la Madre de Dios, la cual me dijo que el peligro habría aumentado y por éso la gente tenía que rezar fervorosamente de manera devota, con los brazos abiertos y extendidos, tres Pater Noster al Supremo (...). Los fieles habrían tenido que suplicar y rezar de modo especial para que la iglesia de las tinieblas vuelva a caer de nuevo en el abismo.


Texto más amplio en italiano aquí: 

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